viernes, 30 de octubre de 2009

18


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a)
Juan y Pedro hablan de política. Sus pieles curtidas y arrugadas son producto de sus infinitas penas y alegrías, de las largas horas al sol sembrando y cultivando trigo. Han vivido tiempos peores en que, aun desconociendo la palabra crisis, ésta les ahogó con mucha más fuerza y tuvieron que buscar refugio en otras ciudades donde las dificultades se iban sumando y el silencio y la impotencia eran el hambre de cada día.
Saben que el sistema se tambalea, tienen enormes cargas de experiencia a sus espaldas y reconocen los pilares oscilantes que le sostiene. Pero ya no se sienten con fuerza, se sienten viejos y olvidados, como los locos de otro tiempo. Pese a todo, hablan con voz muy seria del monstruo capitalista que no asusta a millares de jóvenes antisistema. Han depositado en ellos su herencia esperanzadora y desean para las nietas de sus nietos un mundo mejor y más justo.
b)
En la mesa de enfrente, Luís y Marco hablan en voz discreta pero entusiasta de un nuevo proyecto conjunto. Son verdaderos jóvenes emprendedores, tienen una lista cargada de idearios y utopías. Dan pasos pequeños de gigante para dibujar sonrisas en hombres, mujeres y niñxs. Apenas queda una semana para emprender el viaje y aun les queda arreglar algún que otro asunto. Cada vez que parten llevan en sí mismos decenas de ilusiones y, pese a saber que la vuelta es una mezcla amarga de impotencia y rabia, no van a dejar de trabajar para que las cosas cambien. Nunca se han considerado maestros, ni profetas que van a enseñar nada a nadie. Practicando el aprendizaje mutuo, con la solidaridad más humilde. En Nicaragua hay mucha pobreza material, pero el valor que se les da a las pequeñas cosas te enseña a distinguir lo verdaderamente importante.
c)
Ana, Carmen y Antonia han dejado a sus respectivos hijos en el colegio. El café de las mañanas constituye para ellas un ritual inquebrantable. Solo disponen de media hora, después seguirán con su cronometrada rutina de esclavas, pero mientras, ése sigue siendo el único respiro de las mañanas. Lavar, comprar, hacer la escalera, preparar la comida, limpieza asalariada, salidas y entradas, ir a buscar a los niños, darles la merienda, llevarles a casa de la abuela, horas extras, cocinar la cena, coser los bajos de los pantalones, planchar, preparar el desayuno, comprobar que no se olvidan nada, llevarles al colegio y, por fin, el café que les da fuerza y aire para afrontar otra vez el día a día. Se comprenden entre ellas por necesidad, similitud y comprensión. En el fondo, la resistencia la obtienen después de esas charlas en las que renace la esperanza de que, algún día, todo éste esfuerzo valdrá la pena. Entonces todo será mejor y podrán vivir como realmente desean. Mientras tanto…
d)
Maria y Pepa son dos ancianas de distinta trayectoria vital. La primera responde a la suerte y al bienestar continuado, a la educación recta y conservadora. Al lenguaje altivo, perfeccionista y arrogante de la burguesía. Pero el tiempo le enseñó que hay dolores que no distinguen entre clases sociales y tuvo que entender que el sufrimiento también se hizo para ella. Estos tardíos golpes la volvieron humilde, y su orgullo y prepotencia cayeron en picado. La otra creció en una constante lucha y, al fin, con la vejez, encontró la tranquilidad que tanto anhelaba; disfrutar del sol, por ejemplo, o de poder saciar las necesidades de sus seres queridos. Pepa ha comprendido el valor de luchar por los sueños y sabe que después de todo, vivir no es cuestión de latidos, sino de realizar los pasos y alcanzar las metas. Su bondad le permitió perdonar todas las mezquindades del pasado a esa persona que caminaba a su lado y a quien, con el paso de los años, acabó considerando sinceramente amiga. Maria reza por ella y desea ahorrarle cualquier dolor y sufrimiento. Comprendió en su momento que hay personas que valen más que todas las riquezas del mundo y mientras le habla, mira a Pepa con admiración, estima y respeto.
e)
Sara vuelve a llorar con la cara contra el almohadón. Des del día en que se dio cuenta de que él no la amaba trata de encontrar el momento justo y preciso para pedirle que se marche de su vida. No se atreve porque el miedo le coarta las arterias y en su presencia no se atreve a alzar la voz, susurra en vez de gritar, traga en vez de escupir, huye en vez de ponerle fin a ese amor que no es amor. Hoy las pesadillas le han despertado temprano y la ansiedad le ahoga como mil cuchillos en la garganta. Llora sobre el algodón y llora tras las gafas de sol mientras pasea por la calle, con el alma herida y el desprecio que ha soportado coagulado en el ventrículo izquierdo. Los insultos, las humillaciones, el trato denigrante, los reproches y los celos se han convertido en el pan de cada día, y miga a miga la pelota ha crecido tanto que ya no le cabe en el estómago. Mientras Sara avanza entre la gente, sus grilletes se van abriendo, consciente de que no va a mirar atrás nunca más, de que la decisión que hoy ha tomado no tiene vuelta de hoja.
f)
Essalem espera paciente su turno y suspira, mirando por tercera vez la hora en el reloj de pared. Es consciente de que la mujer de pelo oscuro murmura tras ella y hace comentarios poco educados sobre su pañuelo y de que, en realidad, en ningún momento ha tratado de disimular su desprecio. Le escucha hablar con otra mujer sobre como de mal estaba actuando el gobierno dejándo entrar inmigrantes por las buenas, que todos eran unos ladrones, y la otra mujer (que se daba aires de estudiosa y cada dos por tres hacía referencia a los diarios de bar y a las revistas de peluquería) se quejó de las ayudas que el estado les ofrecía. “Todas para esa gentuza, nos van a sacar de casa”, dijo. La señora morena siguió en su intento de que la joven magrebí se diera por aludida quejándose de que encima de que gente como ella les pagaba las ayudas con sus impuestos, ellos venían a quitarles el trabajo, que por eso estaban las cosas como estaban. “Que levanten su país y no vengan a hundir el nuestro". Tocó el turno de Essalem y la chica sonrió a la dependienta amablemente. Se apuntó al nuevo cursillo de catalán que impartían en el centro para personas mayores de edad que tuvieran dificultades para el idioma y la cultura. Las dos mujeres se quedaron con un palmo de narices. Por un lado, llevaban más de 10 años viviendo en Martorell y a penas entendían el idioma. Essalem salió radiante. Es inútil declararle la guerra, su nombre significa todo lo contrario.
Con pequeñas cosas [también] puede cambiarse el mundo.

sábado, 4 de julio de 2009

17

NO SABEMOS DE LO QUE SOMOS CAPACES

martes, 12 de mayo de 2009

16

Sigue enajenándome, que esta noche me sobran fuerzas para plantar cara a cualquier afanoso de poder. No nos asustan sus gritos, no vamos a cumplir sus órdenes. Vamos a empaparles de odio y a dolerles, a defender nuestras libertades bajo la lluvia de mayo. Estamos borrachxs de vida, amor, y ya empieza a rechinar la madrugada. Dame de beber cualquier mentira, relame en silencio todas las palabras que ahora callas.

Nos estamos quedando solxs, al fin. Los perros han cedido a la carrera y solo a tres centímetros de nosotrxs está lloviendo. Te quiero. Te lo he dicho tantas veces y tú me lo has dicho tan pocas... Da igual, no voy a dejar de abrazarte. Ya te he dicho que me da igual lo que piense el mundo entero. Soy capaz de revivir de cualquier quimera, soy capaz de enamorarte, llevo la ilusión muy clavhada ahora que estamos juntxs, perdidxs entre las sábanas de ésta calle gris y olvidada.

Voy a plantearte la acción directa más disparatada, a demostrarte la capacidad ilimitada de amar que tengo, y voy a enseñarte mis dotes para reconstruir corazones agrietados de áridas emociones. Resucita, revive, resurge, renace...

Latido a latido va rellenándose de savia, recobrando su color a cada sístole y su finura a cada diástole.


Agárrame, petit, que antes de despertar dibujaremos diecisiete razones en diecisiete paredes distintas.

Seguimos. Y soy feliz.

Tan feliz que abro los brazos y vuelo.

sábado, 11 de abril de 2009

15

A veces me siento de prestado,

fácilmente substituible.

viernes, 20 de marzo de 2009

14

CARLOTA:

Mamá dice que soy demasiado pequeña para entender lo que hacen los mayores, aunque si preguntaran mi opinión les contestaría que son todos unos perfectos estúpidos, pero según ellos yo no puedo opinar porque aun no he crecido lo suficiente y no sé nada de la vida. Eso es precisamente lo que mi padre le dice siempre a mi hermano Alex, pero yo creo que está muy equivocado.

Alex siempre sabe lo que quiere y además es el único que no lo resume todo diciendo que soy demasiado pequeña. Al menos cuando lloro no cree que lo haga por tonterías y siempre encuentra el modo de hacerme reír. Él sabe soñar y por eso entiende mis sueños, por eso comprende cuando le cuento que no me gusta que los demás niños de la clase se metan con Zahara porque viene de un país muy lejano y por eso entiende que yo saque malas notas, aunque siempre me aconseja que haga lo que haga trate de sentirme bien y que no estudie para ser la mejor de la clase, sino para superarme a mí misma y demostrarme que puedo aprender más cada día.

A veces hablamos de cosas tristes, cómo de los mendigos que hay en las puertas de las iglesias y de los que mamá siempre me quiere ocultar la existencia. A ella no le gusta que le haga preguntas y me responde que son pobres, y si le pregunto que qué es un pobre me dice que es alguien que no tiene dinero y yo le respondo que entonces nosotros somos pobres, porque papa siempre se queja de que no tenemos dinero. Pero ella levanta el dedo índice y lo coloca en sus labios para que entienda que tengo que callarme, que esas cosas no se preguntan en mitad de la misa y que el gordo de blanco va a seguir con su aburrido discurso haya pobres o no los haya.

Cuando acaba el sermón siempre nos recuerda que demos la voluntad, y las viejecitas sacan algunas monedas y las ponen en un platillo. Una vez le pregunté a mamá que porque querían tanto dinero si ya tenían una casa tan grande, con tantas estatuas y tantos palcos. Me respondió que era para repartirlo entre los pobres. Por eso pienso que mamá no sabe lo que dice, porque si ese dinero fuera para los pobres, no encontraríamos siempre al mismo mendigo pidiendo en la puerta.
Alex no va a la iglesia nunca. Dice que tiene alergia a esas cosas entre risas y, aunque a mí tener alergia no me parece gracioso, me divierte que haga ese tipo de bromas, porque cuando mi hermano se ríe se le ven las dos hileras de dientes y entonces, es el hermano mayor más guapo del mundo.

Una noche mientras cenábamos y escuchábamos las noticias en silencio, Alex dijo que se iba a pasar unos meses fuera. La tarde del domingo se marchó cargado con una maleta de esas de ir de excursión y su guitarra. Me guiñó un ojo en la puerta y mientras bajaba las escaleras corrí al balcón para despedirle. Él, des de abajo me regaló una sonrisa y levantando teatralmente el puño dijo con voz muy seria “Hasta la vista, compañera”, y enmarqué ese instante en mi memoria para siempre jamás.

Entonces entré corriendo a la cocina y le propuse a mi madre: Mamá, cuando vuelva Alex habrá macarrones para comer, ¿verdad?

Ella no me respondió. Papá muy serio sentenció que no habría macarrones, que estaba harto de las historias de ese oveja negra. Entonces me acordé de la acalorada discusión que mantuvieron la noche anterior y le dije: ¿Ves cómo eres estúpido? Cuando Zahara y yo nos peleamos arreglamos las cosas hablando y eso nos hace ser más iguales… ¡Pero tú quieres tener razón aunque no la tengas y eso te hace ser tonto! ¡Las personas mayores nunca entendéis nada!

Decir lo que pensaba me costó un azote y estar castigada en mi habitación hasta que recapacitara sobre mi comportamiento de niña desvergonzada. Pero bueno, al menos eso me ayudó a comprender mejor las cosas de las que habla Alex y lxs que piensan cómo él.

sábado, 14 de febrero de 2009

13

De que me sirve, si nunca estás cuando te necesito, si nunca me consuelas cuando estoy triste, si nunca me abrazas cuando te grito. Ni besos de azúcar, ni son-risas en mitad de las discusiones, nada de nada. Ni sorpresas para los días de buen y mal humor, ni utopías, ni delirios revolucionarios.

Necesito acción y locas acciones con directa dirección al co-razon.

Y ése mismo corazón coraza está gastado como el de la canción, y poco a poco lo conviertes a tu antojo en el hierro oxidado de una lata de cerveza, un desecho vacío tapizado con angustia, con mierda y con dolor… Desilusiones varias, crece la rabia y fluyen los sentimientos. Se escapan, se escapan.

¿Qué clase de mentiras son las promesas que no se cumplen?

martes, 27 de enero de 2009

12

-A veces eres rara.
-¿Cómo de rara?
-Pues unas veces poco y otras veces mucho
-No sé a qué te refieres.

-Me refiero a esa música que escuchas cuando vas en coche, por ejemplo. A los libros que lees y a las cosas que haces. Es fascinante tu manera de ver el mundo, tu forma de juntar las palabras y todo ese cúmulo de cosas que haces cuando crees que nadie te mira. Ese tipo de detalles tan tuyos que rellenarían cualquier silencio y que, al fin y al cabo, me están comiendo deliciosamente el corazón [bocado a bocado].Tus son.risas y tus carcaj[h]adas son mi mejor orégano.
Incluso me gustan los retales que fotografías o las metáforas que usas. Y que esquives casi siempre la mirada, con voz temblorosa pero directa. Déjame no acabar nunca porque adoro esa manera que tienes de ilusionarte y que te hace brillar los ojos. ¿Sabes? Estoy aprendiendo a conocerte a través de ellos. Joder, es que incluso esa manera de brillarte los ojos es rara. ¿No te das cuenta? En tu mirada se esconde un abismo y el que se hunde en él no puede escaparse. Es todo lo que tú eres [y lo que no] lo que me hace quererte y odiarte, buscarte y perderte, alejarme y seguirte, adicionándome a todo lo que me das y me quitas. Eres única e imperfecta, y eso sin duda, es lo que más me gusta de ti.
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Así que no dejes que nadie te convenza de menos.

jueves, 15 de enero de 2009

11

Drogas y amor con destino directo al co-razón.en.AMOR-ARTE