Hace unos 4600 millones de años éramos solo nubes flotantes que pasaban desapercibidas en la galaxia. Pero al encontrarnos, nos reconocimos, y en el abrazo la explosión fue tan intensa que cada rincón que habitamos se volvió oscuro y putrefacto.
Los restos tóxicos de amor gangrenado, penetraron por los poros hasta los rincones más inauditos. Este poso intenso y doloroso, permaneció estancado en el fondo del estómago, asentándose en las paredes del páncreas, del esófago y del hígado.
Tan íntimo. Tan doloroso. Tan desgarrador. Tan triste.
Impregnados del silencio impuesto por el amor propio.
Como cálculos que viven flotando por el universo y que funcionan como pequeñas estrellas a modo de faro.
Generando pequeñas explosiones entre los amantes estelares que no saben volver a casa.
Viviendo siempre en la misma órbita.
Viviendo siempre en la misma órbita.
Viviendo siempre en la misma órbita.
A
tormenta
da
MENTE
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Hola. Queria saber si querría participar en un simulacro de violencia entre peces.